El pleno de ayer en el ayuntamiento de València, a 31 de enero de 2019, tuvo como rehén a la bici una vez más desde hace 4 años. Nunca en la historia de esta ciudad se han hecho tantas cosas a favor de la movilidad sostenible (inversiones en la EMT, protección del carril bus-taxi, la pacificación de Ciutat Vella, la puesta en valor de algunas plazas de barrio hasta ahora convertidas en garajes al aire libre, carriles bici en la calzada, rectos y en las vías donde verdaderamente hacen falta…) y nunca se habían vilipendiado tanto esas medidas tomadas para hacer más sostenible la movilidad de esta ciudad. Los ciclistas que llevamos 29 años luchando por conseguir entre otras cosas una red de carriles bici seria y eficiente y que llevamos años denunciando la contaminación, el ruido y otros muchos problemas derivados del abuso del uso del automóvil en las ciudades, tuvimos que oír de boca de Fernando Giner de Ciudadanos y de Alberto Mendoza del PP, verdaderas perlas de la hipocresía suma o pataleos dialécticos como el de Alberto Mendoza al decir al concejal de movilidad Giuseppe Grezzi refiriéndose a la ordenanza allí mismo aprobada: “ Es una ordenanza que han regalado a las asociaciones que le hacen el trabajo sucio en las redes sociales” u otras, como la de acusar al gobierno de Joan Ribó de no contar con nadie a la hora de implementar las políticas de movilidad. Y es cierto en parte, con ellos no han contado para nada, pero sí con una gran parte de la sociedad civil organizada y no solo con las asociaciones que supuestamente le hacen “el trabajo sucio”. A uno le hierve la sangre oír a estos señores cuando hablan de falta de participación (en 24 años nunca se hizo ningún proceso participativo de ninguna clase para decidir nada en esta ciudad, más bien todo se imponía por el Ordeno y Mando) o cuando hablan de defender la movilidad sostenible y no hacen más que criticarla porque “molesta al tráfico”.
Pero lo que más grima da, es ver a periódicos supuestamente progresistas y partidos como el PSPV poniendo peros. La jugada del PSPV de hacer otra moción alternativa a la del PP pero en la misma línea, dejando al alcalde en entredicho fue vergonzosa. Solo las idas y venidas en los pasillos salvó la unidad de voto y se acabó por aprobar una moción consensuada entre los tres partidos de gobierno. Se dejó a un lado lo de “complementar o modificar aquellos carriles bici que puedan suponer problemas para los vecinos” por la de “evaluar las infraestructuras”. Pero seamos serios, eso de “los problemas para los vecinos” a que se refiere ¿A los que dictan desde hace un mes los medios de adoctrinamiento masivo? ¿Al parecer de uno, dos o 100 si quieren, nos da igual, que se levantan un día de mal pie y ven que no pueden aparcar en doble fila o contaminar a gusto y deciden que el carril bici molesta? ¿Y si mañana me levanto yo y como vecino digo que me molestan los coches, que respiro verdadero veneno (que es cierto) y me voy a llorar al partido político de turno para que cierre la calle donde vivo a los coches? Sería lo lógico la verdad, no porque me moleste a mí, sino porque hay estudios que avalan que lo que yo siento como molestia causa problemas en la salud y el medio ambiente y eso sí, señores y señoras, está reconocido en la Constitución como un derecho fundamental.
«No son las infraestructuras de la movilidad sostenible las que deban evaluarse, sino al revés, es el «tráfico» el que debe ser evaluado y supeditarse al buen funcionamiento de las infraestructuras ciclistas»
La moción del PSPV fue un auténtico paripé para contentar no se sabe a quien todavía. Si se está por la movilidad sostenible porque se quiere acabar con la mala costumbre de que la gente se desplace al centro de la ciudad en un vehículo que contamina, hace ruido, provoca peligro, ocupa mucho espacio y en el que solo viaja una persona, es decir para acabar con el mal uso del coche y conseguir que todos y todas estemos más a gusto en la ciudad donde vivimos, entonces estemos de verdad y apliquemos la única política que ha funcionado en el mundo para implementarla: la del palo y la zanahoria. La de favorecer sin tapujos a aquellos y aquellas que no producen o minimizan en mucho los efectos negativos de sus desplazamientos y la de poner trabas a aquellos y aquellas que se empeñan (salvo honrosas excepciones justificadas) en seguir moviéndose en un coche para recorrer 4 km en el centro de una ciudad donde vivimos y respiramos mucha gente. El tráfico que tanto valoran en Ciudadanos sería entonces mucho más fluido porque de esta manera solo aquellos que de verdad (carga y descarga, comerciales y otras actividades que requieren de un automóvil) se animarían a usar el coche.
La moción finalmente aprobada ha salvado al gobierno elegido en las urnas y suponemos que también a los carriles bici porque la realidad es que no molestan más que a algunos intereses, pero no deja de ser una trampa dialéctica, porque ¿Qué es lo que hay que evaluar? ¿La conveniencia de la movilidad sostenible? Es absurdo, no deben ser las infraestructuras para los medios sostenibles las que deben ser puestas en el punto de mira en función de las necesidades del tráfico sino al revés, es el «tráfico” el que debe de estar supeditado al correcto funcionamiento de las infraestructuras ciclistas. Si hay que evaluar algo es justo lo contrario de lo que pretende el PSPV y la derecha política y mediática de esta ciudad.
https://www.levante-emv.com/valencia/2019/01/31/socialistas-pactan-mocion-compromis-modifica/1828900.html
Respuesta de VeB ante la campaña mediática contra los nuevos viales ciclistas