Parece que el gobierno pactará finalmente con CIU la ley que regirá la obligatoriedad del casco en ciudad. El resto de grupos políticos alineados con nuestras tesis votarán en contra por lo que tendrán las manos libres para poder cambiar esta injusta ley en el futuro. Podemos decir pues, que hemos obtenido una gran victoria moral en el sentido que nuestra oposición cargada de «razones» ha convencido a casi todos y ha forzado a la DGT y al gobierno a rebajar sus pretensiones en lo que iba a ser la obligación universal de llevar casco en bici en nuestro país. Todo empezó por la obsesión de la directora de la DGT , María Seguí por este tema (menor en lo que a la seguridad de los ciclistas se refiere como atestiguan toda clase de estudios y las propias estadísticas de la DGT, pero que sin embargo desincentiva el uso de la bicicleta) y el apoyo descarado que ha tenido de la aseguradora Mapfre. Ante la falta de empatía con los diputados (incluso de su partido) o los alcaldes de las principales ciudades del país (incluidos los de su partido) en su comparecencia en el Congreso hace ya medio año, la señora Seguí dejó que fuera una comisión de expertos en el Congreso quien tomara la decisión final. Sin embargo y sin esperar a ese dictamen, conminó al ministro del Interior a modificar la ley de tráfico con el objeto de poder introducir con posterioridad la obligatoriedad del casco en ciudad en el reglamento general de circulación. El borrador presentado por el ministro incluía la obligatoriedad a menores de 18 años y dejaba la puerta abierta a que la DGT dirigida por esta manipuladora lo ampliase también a los mayores de edad. Si no hay cambios, parece que finalmente prosperará la propuesta de CIU y esa obligación solo se extenderá a los menores de 16 años.
Mientras en el resto del mundo y especialmente en los países europeos donde la bicicleta tiene consideración social se considera a esta como lo que es: un vehículo poco arriesgado y peligroso, aquí en España se legisla propagando la cultura del miedo con el fin de justificar leyes que van poco a poco quitándonos (a todos en general y a los ciclistas en particular) nuestras libertades y anulando nuestro libre albedrío. En 1999 el parlamento impuso el casco obligatorio en nuestras carreteras (la excepción en Europa) sin apenas argumentos científicos que lo justificaran y sin resultados aparentes y hoy, pretenden tutelar a nuestros hijos a falta de convencernos a nosotros. Paso a paso nos van imponiendo sus criterios, los de aquellos que no van nunca en bici. No nos convencen, sabemos mejor que nadie que es lo mejor para nuestra seguridad y el casco es una pieza menor en ese compendio de medidas y por tanto no debe ser obligatorio sino opcional, para adultos y menores porque la sobreprotección no es buena educadora. Sin embargo ninguna ley es para siempre, ni siquiera la que algunos diputados han catalogado como indiscutible como la que está vigente desde 2004 en nuestras carreteras. Con Bici y Valencia en Bici seguiremos planteando siempre que llegue el caso, la derogación de aquella y esta de ahora y la creación no de una ley de tráfico como la actual sino una ley de movilidad sostenible donde estas trabas y otras de las que se habla menos no existan y la bicicleta sea tenida en cuenta en nuestras ciudades como un vehículo preferente.