Algunos ciclistas deportivos que confunden la obligatoriedad con las virtudes del casco, dicen que hay que llevar casco siempre, porque una caída tonta la puede tener cualquiera. La verdad es que es cierto, las cifras de muertes por no llevar casco entre los ciclistas urbanos españoles ronda los 2 muertos al año, las de caminantes muertos por caídas al suelo rondan los 40, 150 por caídas de escaleras, 8 por caídas de objetos desde lo alto y 3 al caerles un rayo del cielo. Son porcentajes ínfimos (por ejemplo el 0,0001% de entre los ciclistas urbanos españoles) que a nadie en su sano juicio se le ocurriría solventar con cascos u otros elementos de protección pasiva hasta que a la directora de la DGT se le ocurrió como solución de todos los males de la seguridad vial de los ciclistas. Esta señora para justificar tamaño desvarío ni siquiera utiliza las estadísticas de la DGT pues con ellas en la mano sería incapaz de justificar nada, así que ha recurrido (y sus seguidores o mejor dicho quienes están detrás también) al argumento de la pena. Se escudan en que una vida vale cualquier esfuerzo para salvarla. Es el argumento del que se valen aquellos que nos atropellan o se matan con sus coches (2000 muertos al año), aquellos que nos envenenan con sus gases y aquellos que tienen intereses económicos en que todo siga igual y que ahora de repente se preocupan por la salud de los ciclistas. Dicen que una vida bien vale cualquier esfuerzo y que el casco es lo mejor para salvar vidas aunque sea una. El cinismo expresado en su súmmun. A aquellos que no se enteran de que va la cosa los engañan con argumentos basados en las tripas más que en el cerebro, apelan al duelo que provocan los muertos sin decir que los provocan ellos y a los que sabemos de que va la cosa nos pretenden acallar a base de multas. Detrás de María Seguí la directora de tráfico se escondían , ahora ya no, los verdaderos artífices del reglamento anticiclistas que lleva la DGT entre manos. Visto que su imposición no estaba resultando un paseo militar como esperaban, sacaron la artillería pesada una semana antes de la comparecencia de esta en el Congreso: 20 asociaciones firmaron un manifiesto a favor de imponer el casco a los ciclistas y ninguna era de ciclistas, los verdaderamente preocupados por su propia salud, sino de aquellos que los matan (asociaciones de automovilistas) aquellos que tienen intereses económicos en los accidentes de tráfico ( aseguradoras) y aquellos que paradójicamente siendo víctimas del automóvil se prestaron al juego tal vez porque están patrocinados por la propia DGT ( asociaciones de víctimas de tráfico) . Pasada la comparecencia en el Congreso con poco apoyo hacia la directora de tráfico, se sacó la aviación: las asociaciones de autoescuelas que también tienen intereses en todo el negocio del automóvil y la seguridad vial pagaron 16.000 € por un anuncio en la portada de El País ( periódico por otra parte que como la mayoría, está comprado por los anuncios de la industria del automóvil y las aseguradoras) recomendando a los ciclistas que se pongan el casco aunque no se haga obligatorio. La argumentación de la DGT es tan pobre y los datos que utiliza tan parciales que han tenido que salir de detrás del escenario los lobbys escondidos y enseñar los dientes. Ante tanto desvarío y después de argumentar con datos y argumentos sólidos* durante más de dos meses, solo podemos decir una cosa: si se trata de salvar vidas, cuando dejes el coche yo me pondré el casco.
Firma por la destitución de la directora de la DGT: http://www.avaaz.org/es/petition/Pedimos_la_destitucion_de_la_Directora_…