Nos hemos puesto manos a la obra y nuestro compañero Carlos ha aprovechado el confinamiento para visualizar con algunas infografías (que os mostramos más abajo) como podrían ser nuestras calles tras el confinamiento forzoso al que nos ha sometido la madre Gaia por no saber respetar las leyes de la naturaleza.
Son muchas ciudades en el mundo e incluso regiones metropolitanas las que estaban llevando adelante programas de reconversión de la movilidad heredada ( contaminación del aire y sonora, alta accidentabilidad, estrés, ineficiencia energética y del uso del espacio urbano, dependencia de recursos no renovables como el petróleo…) hacia una más sostenible.
Estamos convencidos que la pandemia del Coronavirus más que involucionar esos planes, lo que hará es propiciar en los países con «inteligencia colectiva»una aceleración de esos programas por muchas razones:
En primer lugar porque parece ser que las partículas en suspensión de la contaminación permite que los virus se adhieran a ellas y estén más tiempo en el aire. De hecho, incluso en regiones o ciudades donde no se estaban dando esos pasos se está comenzando a planificar para reconvertir el enorme espacio destinado hasta ahora al coche para bicicletas y viandantes pues hay un fundado temor de que la gente abandone el transporte público y se lance al coche y por lo tanto se colapse el viario de ciudades y áreas metropolitanas y aumente la contaminación.
Pero no basta con evitar que los que huyen del transporte público se pasen a la bici o a caminar, sino que los que gastan el coche sin verdadera necesidad ( recorridos de menos de 5 km que según un estudio de la Generalitat son los más) también lo hagan. Es más que necesario mantener el transporte público pero también ganar espacio al coche para peatones y ciclistas entre otras cosas para garantizar el distanciamento social y eso quiere decir que habrá ciudades en las que muchas avenidas con varios carriles destinados a los vehículos a motor deban pasar provisionalmente y esperemos que para siempre para los usuarios de los modos de transporte activos como el caminar o la bicicleta.
Es tiempo también de seguir invirtiendo en transporte público y eso pasa por adquirir más vehículos que permitan mayores frecuencias y de paso que esos vehículos vayan preparados para la intermodalidad con la bicicleta. Pero antes de eso y aprovechando que el espacio en los vehículos acogerá en los meses venideros a menos personas en su interior es tiempo también de que la bici pueda entrar sin limitaciones de horarios en trenes, tranvias, metros y autobuses.
Pero no basta con eso, la movilidad va más allá de los medios de transporte y habrá que actuar sobre otros factores como el mantenimiento indefinido del teletrabajo o la entrada escalonada a muchos centros de trabajo en este caso para evitar las horas punta en los transportes públicos.