La industria del automóvil está invirtiendo mucho dinero en el coche eléctrico. Cada vez hay más modelos en el mercado y los agentes interesados empiezan a construir la idea de que el coche eléctrico es limpio, sostenible, libre de emisiones… El coche eléctrico no podrá ser limpio si la energía eléctrica que lo empuja se ha producido con la quema de combustibles fósiles.
La energía eléctrica puede producirse mediante fuentes renovables de energía (hidroeléctrica, solar fotovoltaica, eólica, mareomotriz, geotérmica) o mediante fuentes no renovables (carbón, gas natural, petroleo, nuclear). La producción de energía eléctrica mediante la quema de combustibles fósiles tiene como resultado la emisión de C02, gas causante del cambio climático.
Necesitamos una visión global para evaluar si el vehículo eléctrico es un sustituto limpio para las motorizaciones de combustión o si, por el contrario, es un lobo disfrazado de cordero. Un estudio científico, autoría de Christopher Kennedy (Department of Civil Engineering, University of Toronto), concluye que si se superan las 600 toneladas de CO2 por cada 1 GWh producido, el coche eléctrico no es limpio. Pueden leer más en el artículo Cleaner Power Needed to Make Electric Cars Greener (inglés) o en ¿Es mejor para el medio ambiente el coche eléctrico que el de gasolina? Depende (castellano).
El estudio indica que la huella de carbono en la generación de energía eléctrica varía según regiones y que hay regiones donde el vehículo eléctrico puede llegar a ser más contaminante que su homólogo de combustión.
Por lo tanto, se concluye que el vehículo eléctrico no necesariamente es un vehículo limpio. Cuenta de ello da el siguiente gráfico del origen de la energía eléctrica en USA en 2012 donde el 69% es de origen fósil.
¿Y en la comunidad valenciana como estamos? Las siguientes gráficas las hemos extraído del apartado Datos Energéticos de la web de la Agencia Valenciana de la Energía (AVEN – IVACE).
La práctica totalidad del petroleo que se consume se destina al transporte. Piensen si sería posible sustituir tal cantidad de energía por otra fuente de energía para producir electricidad limpia. Parece poco realista.
Ahora pasemos a la segunda parte del artículo. Supongamos que el coche eléctrico estuviese impulsado por energía eléctrica totalmente limpia. A pesar de ello, no querríamos al coche eléctrico por ser la versión 2.0 del coche actual y, aunque algo más eficiente, arrastra los mismos problemas:
- Es ineficiente. Lo es porque alcanza velocidades elevadas, disparando el consumo energético y porque la masa del vehículo es muy alta (del orden de la tonelada) para una ocupación media de 1’2 personas. Es decir, desplazamos más de 1000 kg para mover cargas de menos de 100 kg. Comparemos esta cifra con la de una bicicleta que pesa del orden de 15 kg para transportar cargas de hasta 120 kg.
- Es peligroso. Echen un vistazo a las cifras de accidentes, de lesionados y de muertos.
- Canibaliza el espacio público con carriles de circulación y zona de aparcamiento.
Bueno, ¿y entonces cómo nos movemos? Pues al menos por ciudad existen unos vehículos sostenibles, seguros, rápidos, baratos… Pueden encontrarlos en distintas formas y colores.
¡Incluso pueden encontrarlas con asistencia eléctrica! Ideales para ciudades con pendientes, para trayectos con distancias elevadas o para personas en baja condición física.
Frenar el calentamiento global provocado por el hombre es un inmenso desafío mundial. Debemos comprender cuanto antes que la solución no será tecnológica. Es hora de abandonar la creencia de que la ciencia y la tecnología resolverán nuestros problemas para poder seguir consumiendo materias y energía de forma irracional y descontrolada. Es hora de tomar conciencia de los límites físicos del planeta. Ninguna tecnología será capaz de ampliar los recursos no renovables (minerales, petroleo…).
El ser humano sobrevive gracias a la naturaleza. La Tierra es un ecosistema cerrado. La única estrategia de éxito frente al cambio climático es de tipo social enfocado a consumir menos y mejor.
Es hora de abandonar el coche (de combustión o eléctrico) en favor de la bicicleta.