De la ordenanza de circulación a la de movilidad.
Las personas, diversas, para acceder a los diferentes bienes (servicios, actividades, relaciones, recursos…) de su interés que ofrece un territorio, necesitan desplazarse, o traer transportados los bienes, lo cual genera un tráfico.
El transporte guarda una estrecha relación con el territorio y con nuestro estilo de vida, en mutua interacción. El transporte permite el flujo de personas, mercancías y también de ideas y valores, y es fuente de riqueza y progreso. Pero cuando la cantidad de viajes motorizados supera la capacidad de carga de un territorio los problemas empiezan a superar a los beneficios. Es lo que nos está pasando desde hace unas décadas.
La regulación del tráfico, por sí sola, no es suficiente para conseguir altos niveles de seguridad y sostenibilidad, ni siquiera desde los planeamientos de Sistema Vial Seguro y Visión Cero. No es posible que el tráfico a motor siga aumentando y no genere conflictos, siniestros, enfermedades y contaminación y que, además, sea sostenible. De forma que, incluso por motivos de seguridad, se ha de incidir también en la gestión del transporte: su demanda, su distribución por modos (incluidos el andar, la bici y el transporte público).
Sin embargo, la gestión del transporte tampoco es suficiente para garantizar el acceso a los bienes de un territorio. Si la población, los servicios y las actividades económicas están dispersas en el territorio crece la necesidad de desplazamiento, crecen los viajes en distancia y en tiempo, mientras que los medios activos y el transporte público no van a poder dar una respuesta eficiente. El urbanismo de proximidad y el diseño del espacio público son también un requisito imprescindible para favorecer la satisfacción de necesidades e intereses sociales.
De ahí la necesidad de un nuevo enfoque, el de la movilidad, que tiene como objetivo el que los diferentes colectivos sociales puedan acceder al trabajo, los estudios, la sanidad, el ocio, las gestiones, el consumo/comercio, etc., integrando el planeamiento urbano, los modos de transporte y su tráfico y la sostenibilidad. La movilidad se interesa por la capacidad de acceder y, también, por el desplazamiento deseado y no posible, por el realizado, pero insatisfactorio o insuficiente, o por la hipermovilidad de unos y la inframovilidad de otros. Los modos de transporte son los medios -los vehículos- de la movilidad, pero no la movilidad misma.
Ahora bien, la movilidad es un concepto reciente, aún en construcción, que se viene interpretando de diferentes maneras, lo cual dificulta el desarrollo de unas políticas claras para su desarrollo.
Por movilidad (y su gestión) se viene entendiendo:
- La acción de moverse, referido a la circulación y el tráfico, p.ej. movilidad urbana.
- Los medios para moverse, los modos de transporte. Así se habla de peatones, ciclistas, automovilistas, usuarios del transporte público, etc. Así se habla de movilidad ciclista, movilidad eléctrica…
- El objetivo/motivo del moverse por los diferentes sujetos sociales, es decir, el acceder a bienes localizados. En este sentido se habla de movilidad infantil, de movilidad al trabajo, etc.
En resumen, la movilidad incluye el hecho de moverse (circulación/tráfico) y el medio utilizado (modos de transporte), pero también el motivo: el acceso a bienes. Ésto viene respaldado tanto por la Estrategia Española para la Movilidad Sostenible (EEMS +), que define la movilidad como el “Conjunto de procesos y acciones orientadas a desplazar personas y bienes en el territorio para acceder a las actividades y servicios”, como por la ley 2/2011 de Economía Sostenible que entre los principios de la movilidad sostenible incluye: “El derecho de los ciudadanos al acceso a los bienes y servicios en unas condiciones de movilidad adecuadas, accesibles y seguras, y con el mínimo impacto ambiental y social posible.” (art. 99 a)
Es decir, la movilidad tiene: un objetivo, unos medios, unos sujetos y unos efectos.
- El objetivo es el acceso/alcance de todas las personas a los bienes (servicios, relaciones, actividades, recursos…) que nos ofrece un territorio, y hacerlo de forma saludable y sostenible.
- Los medios son, entre otros: los modos de transporte, el entorno, el tipo de urbanismo (cohesionado o disperso), los medios de comunicación, la organización…
- Los sujetos son las personas con sus diferentes características de género, ciclo de vida, actividad, roles, estilos de vida, capacidades y condiciones o circunstancias. (lugar de residencia, percepción de la seguridad…).
- Los efectos, principalmente, son debidos al tráfico a motor, y repercuten sobre la salud, la sociedad, la naturaleza, la economía, el consumo energético…
Si una ordenanza de circulación adecua para la realidad local la ley de circulación y las estrategias supramunicipales sobre seguridad vial, una ordenanza de movilidad debería hacer lo propio con la ley valenciana de movilidad y la estrategia española de movilidad sostenible (EEMS (+)), aunque también, entre otras, las leyes y estrategias de: circulación y seguridad vial, accesibilidad universal, transporte…
En esta línea, la presente ordenanza de movilidad para València, incorpora nuevos temas y enfoques, como son: el urbanismo de proximidad, o la movilidad de los diferentes sujetos de la movilidad, el desplazamiento a los centros de actividad (trabajo, formación…), la movilidad infantil, la salud y sistema vial seguro (visión cero), la sostenibilidad en los transportes, el código de la calle (frente al de circulación) y la accesibilidad universal.
Puedes descargar el documento en pdf de la propuesta de ordenanza desde aquí.