En 2013 el colectivo activista ciclista se enfrentó a uno de los mayores ataques mediáticos (que siempre preceden a cualquier ataque por parte de los poderes en la sombra) y a una de las mayores amenazas que ha sufrido la promoción de la bicicleta en España desde que empezaron a surgir grupos pro-bici a finales del siglo XX. Fue lo que bautizamos como la «Guerra del Casco» y que nos obligó a emplearnos muy a fondo y que acabó con la dimisión (por otras causas) de la directora de la DGT y con la no obligatoriedad del casco en ciudad para los ciclistas mayores de 15 años. Toda una victoria si tenemos en cuenta a todos los lobbies a los que tuvimos que enfrentarnos.
Ahora en 2019 nos enfrentamos de nuevo a otro gran ataque mediático. Tal vez este artículo publicado en València-Extra que más abajo reproducimos sea un buen ejemplo de lo que ha supuesto esto y sea un buen resumen de lo que ha sido y todavía será hasta las elecciones de mayo «la Guerra del carril bici»:
La Realidad Inventada; contra la bici.
Este inicio de siglo pasará a la historia por ser más que ningún otro el de la realidad fabricada. Una realidad creada por las mentiras que una y otra vez se dicen desde los medios de “comunicación”. Sé que es difícil sustraerse al engaño cuando no es uno, sino muchos, los periódicos, radios y televisiones que dan una idea de la realidad tergiversada cómo fue la de Irak en su momento o es la de Venezuela ahora (sino tiempo al tiempo).
Sin embargo y contra todo pronostico, en el caso local en el que uno o una puede contrastar in situ lo que hay y lo que se dice, lo sorprendente es que funciona. Me imagino en estos momentos a un lector de diarios sentado en una calle de barrio de València junto a un carril bici recién estrenado, como por ejemplo el de la avenida Burjassot, comentando en alto indignado ante una doble página que clama al cielo por los constantes y tremendos atascos que se producen en esa vía (y otras muchas de la ciudad que incluso no tienen carril bici) por culpa de la “dictadura de la bicicleta” y los carriles bici. En la mesa contigua por contra, otra persona perpleja por el cabreo de los vecinos, observa la realidad circundante y no llega a ver por ninguna parte ni atascos, ni bocinazos, ni más contaminación de la que habitualmente se respira en cualquier calle de la ciudad. Al parecer, puede más el cabreo inducido por el periódico que la propia realidad que lo desmiente.
Pero la mentira no solo cala entre la gente de “barrio” sino incluso entre gente docta y nunca mejor dicho, en el caso del ejemplo que voy a poner: Un compañero del colectivo, profesor de la politécnica, me contó hace unos días que se le encaró una compañera (por cierto orgullosa de que su hijo fuese biólogo) diciéndole “¡Os estáis pasando con los carriles bici!” Increíble, somos nosotros, los que como su hijo queremos un mundo más ecológico y sostenible, los que nos estamos pasando. No, no es ella y otros muchos sentados al volante de sus coches los que se están pasando con el planeta que nos sustenta.
Pero esto no acaba ahí, en los dos últimos meses la realidad inventada, utilizada como granero de votos y arma arrojadiza contra Ribó, ha creado tal cabreo que incluso los ciclistas de a pie somos increpados en plena calle y linchados en las redes sociales. Si, nosotros los defensores de ese inocuo vehículo amigo del medio ambiente rural y urbano y de los seres que los pueblan, somos los dictadores de turno que hay que eliminar. Es “la dictadura de la bicicleta” y “la dictadura de las minorías” que aúllan desde el PP.
Pero la realidad circundante no nos ofrece más dictadura que la del automóvil, que lo llena todo (las calles, las plazas, los sotanos, las carreteras, los espacios naturales como por ejemplo y sin ir más lejos el de l’Albufera e incluso las páginas de periódicos, las ondas de las radios y las televisiones…) y la de la derecha española ultramontana que como ya se hizo en los años 30 del pasado siglo en diferentes países de Europa ,alimenta el odio a unas minorías que sumadas, al final resultan ser la mayoría silenciosa de la que hablaba Rajoy.
El lema de Ciudadanos en esta campaña de mentiras y de acoso y derribo a la bicicleta de Compromís es “carril sí, pero no así”. Sabemos que es la precampaña electoral pero la bicicleta no es de Compromís, es de todos y todas las que la usamos y de todos y todas las que la promocionamos desde hace 30 años. Sabemos que Ciudadanos está por el carril bici pero no sabemos de que tipo, aunque por lo leído y escuchado se debe asemejar a ese que hizo el PP durante 24 años (por las aceras, por calles recónditas, en las afueras y siempre dando vueltas y revueltas, en definitiva, allá por donde no molesten al “tráfico”).
Pero nosotros no queremos volver a eso, queremos vías ciclistas serias, como las de los otros países serios del norte de Europa y los técnicos de ahora, bajo el mando de Grezzi, se están poniendo poco a poco por fin a ello. De estos nuevos carriles se han dicho muchas mentiras y todas se desmienten por la realidad real (ambulancias que no pueden pasar por culpa del carril bici cuando hay cientos de calles en València donde solo hay un carril de circulación o en los días de Fallas con carpas y pasan, o los atascos increíbles que la doble fila no provoca pero el carril bici sí..). Los técnicos de movilidad saben lo que hacen y cuando reconvierten un carril de doble fila perpetuo en un carril bici es porque las intensidades de tráfico lo permiten.
Aún así, lo que habría que plantearse es si las infraestructuras de movilidad sostenible (carriles bici, carriles bus-taxi, aceras…) deben estar sujetas a los pormenores del “tráfico” o más bien al revés, si es el “tráfico” el que debe someterse al buen funcionamiento de estas. Dejo pues, esta última frase para la reflexión.
Antonio Llópez Moreno (col.lectiú València en Bici-A.E.A)