LA REVUELTA DE LOS PRIVILEGIADOS
Con parecida vehemencia a la de la nobleza y el clero del siglo XVIII, los voceros de la cultura del automóvil y del petróleo intentan criminalidad, penalizar y difamar el auge de una nueva cultura que a lo largo de la segunda mitad de los 100 años que dura ya la propia dictadura del automóvil, se ha ido gestando al abrigo de sus contradicciones y falsos mitos*: la cultura de la bicicleta y de las ciudades habitables.